Gonzalo Suárez, Goya de Honor: "Como no sabía hacer cine, quería inventarlo"

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Gonzalo Suárez (Oviedo, 1935) recibirá el Goya de Honor de la Academia del Cine en la ceremonia que se celebrará en Barcelona en febrero de 2026. El premio festeja una carrera tardía y burlona que empezó en el arte y ensayo y que subvirtió géneros y esquemas.Suárez ha estrenado desde 1966 27 películas, incluidas Remando al viento, El lado oscuro, El detective y la muerte, Epílogo y La Regenta.
- Ya que este es el premio del cine español, me gustaría que hablara del cine español. ¿Con quién se identifica?
- Me viene el nombre de Berlanga, pero me siento mal porque sé que me olvido de gente y no quisera. Digamos que me gusta el humor que no es demasiado explícito. El demasiado explícito también lo hemos tenido, eh, cine chabacano ya hemos hecho en España. Mire, yo... Yo he hecho cine pero un poco circunstancialmente. No me presentaría como cineasta aunque tampoco como escritor y eso que he escrito desde niño. Más bien soy una persona que está aprendiendo algo, no sé decir qué.
- Mucha gente lo ve en la tradición de de la Serna y el otro 27.
- Estoy cómodo en esa idea. Mire, me acuerdo de Jardiel, así que voy a dejarlo ahí, en la cita de dos autores de humor, Jardiel y Berlanga.
- Sus primeras películas eran cosmopolitas, hacían por ignorar la dictadura que había en España.
- La dictadura fue importante en mi vida. Mi padre fue prisionero y perdió su cátedra. Tradujo a Melville con un seudónimo que después utilicé yo, Octavio Beiral. Yo nací con la revolución minera en Asturias. Por lo visto, en la Guerra me metían bajo la cama para protegerme de la metralla. Hoy no serviría de gran cosa porque barrerían la casa de una ráfaga. No fue un buen recuerdo la guerra ni la posguerra. Lo que pasa es que es que tardé mucho en hacer cine. Empecé a los 33 y de repente. Y luego hice veintitantas películas.
- ¿Cuántas le gustan?
- He elegido hacer las películas que he hecho, no las he hecho por hacer. O sea que todas las recuerdo con cariño. Hay una que vi hace poco, Parranda, que es una película naturalista, y es raro porque el naturalismo no me interesa. Pero en esa película había una interpretación muy especial de Ferrandis, estaba formidable. También me acuerdo de Remando al viento. Y Epílogo. Hipotequé la casa para hacer Epílogo, pero luego funcionó. Ahora sería una película imposible de plantear.
- ¿Qué une a sus mejores películas?
- Mis planes iniciales eran inventar el cine. Como no sabía hacer cine, quería inventarlo. En Aoom, por ejemplo, pensé en hacer cine como cuadros impresionistas. Quería que la pincelada importara tanto como el tema. La película fue mal recibida en el Festival de San Sebastián, pero me llevó a conocer a Sam Peckinpah.
- Eso de «inventar el cine» suena a que no le gustaba el cine que veía.
- No exactamente. Me gustaba mucho el cine de Ingmar Bergman. Puede que hoy no sintiese la misma pasión. Y la serie negra de Bacall y Bogart me influyó en el tono de El detective y la muerte. Pero siempre navegué como un explorador, no como un viajero que se dirigiese a un destino concreto.
- ¿Le gusta dirigir? ¿Le gusta más que escribir?
- Escribir es estar sentado, estar ante ti mismo. El cine es acción, es conocer gente. Rodando siempre me he sentido en casa. No recuerdo ni un solo rodaje en el que no haya estado absolutamente a gusto. He tenido algún pequeño conflicto con algún actor del que no conseguía la interpretación exacta, pero han sido cosas menores... Dirigir es darle una expresión real a la imaginación y eso me entusiasma. Sé que eso tendía a lo teatral y yo quería eludir lo teatral. El reto era aceptar que lo teatral era inevtable y encontrar resquicios, llevarlo a un paisaje más amplio. Ahora van a rodar Operación Doble Dos, el guion que hice con Peckinpah y que no pude rodar. La va a producir Félix Tusell y la va a dirigir Rodrigo Sorogoyen.
- Yo me acuerdo de ver Remando al viento de crío.
- Me acuerdo del toque que tenía esa película, integraba la fantasía en la historia de Mary Shelley, que me tenía fascinado. Era una película literaria pero tenía una belleza y una concreción muy cinematográficas. Y me quedé contento con los actores. Hugh Grant estaba en su primer papel importante o casi.
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